martes, 5 de junio de 2012

EL CARDENAL Y EL DICTADOR

El Cardenal Jaime Ortega ha cometido errores que han causado indignación y crítica entre los cubanos demócratas dentro y fuera de la isla.  Algunos son recientes, otros se remontan al pasado. 

Llamar a la policía política para que actuara contra opositores y luego denigrarlos públicamente  no es digno de un cristiano ni de su posición en la Iglesia. Citar a Monseñor Román para intentar desacreditar al exilio que tanto amó es indefendible.  Tratar de justificar la deportación de expresos políticos cubanos es inadmisible.  Su cabildeo contra el embargo  equivale a una alianza con la tiranía castrista.  Esta medida y la Posición Común de la Unión Europea han sido el resultado de un gran esfuerzo de los demócratas cubanos y sus aliados. Son una advertencia o  un freno al aumento de los atropellos en Cuba.  Son una futura carta de negociación con militares postcastristas en un acuerdo de transición hacia la democracia.  Hasta el prestigioso periódico americano The Washington Post en un editorial calificó al Cardenal como un socio de hecho de  Raúl Castro.

Pero eso no es todo, desde el Arzobispado se ha llevado a cabo una campaña muy agresiva contra la oposición democrática que no está de acuerdo con la política del Cardenal.  La revista Espacio Laical, que hasta hace poco estuvo bajo el control de sus lugartenientes, ha elaborado toda una visión maniqueista de los cubanos.   Por un lado están los patriotas y por el otro los enemigos del la patria. 

1) Los patriotas son los dóciles que aceptan a Raúl Castro como el dirigente legitimado para hacer los cambios –no se sabe cuales ni cuando- y aceptan como el camino del futuro la   relación de contacto privilegiado con el régimen que tiene el Cardenal Ortega.

2) Los enemigos de la patria somos todos los demás que no creemos en la legitimidad, ni  en
la capacidad, ni en la sinceridad del dictador  Raúl Castro para conducir una transición pacífica en Cuba y creemos que el Cardenal pretende hacerse el representante de una oposición que él ha excluido.

Si alguna duda existiera sobre este asunto la última defensa de la conducta del  Cardenal es un comunicado del Arzobispado que consiste en un ataque contra quienes desde la oposición no estamos de acuerdo con su proceder político. El comunicado denuncia una conjura contra  “la línea de diálogo que ha venido articulando (el Cardenal) desde hace muchos años”… Esta campaña no es solo contra el complejo quehacer del Arzobispo de la capital, sino que trata de abortar cualquier esfuerzo de entendimiento y diálogo para buscarle una solución serena y beneficiosa a la actual situación nacional”

En ese comunicado se nos trata de presentar ante los cubanos y ante la comunidad internacional como individuos que apoyamos una solución violenta en Cuba.  Ese es exactamente el argumento que usa la dictadura para atemorizar al pueblo cubano. Nada más lejos de la verdad.  La transición en Cuba debe ser pacífica y auténtica. Víctimas de la violencia institucionalizada hemos vivido bajo el castrismo por medio siglo. Tenemos que dar los primeros pasos de la Nueva República en un clima de inclusión y reconciliación.  


Editorial de La Nueva República, semanario del partido Cuba Independiente y Democrática en Cuba 

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